Imagen 1. Jorge Ocampo “Palimpsesto I” 2013 Capítulo 3

La obra del artista colombiano Jorge Ocampo, titulada “Palimpsesto I capítulo III”   es el tercer trabajo de una sucesión de seis capítulos de un libro -que al día de hoy continúa en proceso- donde su instalación se basa en procesos tecnológicos, en los cuales, la presencia de un libro interactivo actúa solo en medio de su relación  con el espectador; al éste ponerse en frente del libro, logra por medio de una proyección hacer que el rostro del espectador aparezca en una pantalla. Todo esto pasa en tiempo real y a medida que más espectadores se vinculan con la obra, la imagen parcialmente resultante de los rostros, logra formar una especie de palimpsesto, donde al final no es un solo espectador, sino, la reunión de todo un entramado artístico el que compone la obra.

Sin embargo, la obra no termina allí. Este libro esta diseñado y programado bajo unos algoritmos que logran, a partir de unas condiciones iniciales de programación conocidas como Machine Learning, «discriminar» a las personas que no se ajustan a ciertos rasgos particulares, es decir que la maquina a partir de unos esquemas iniciales de programación establece a que persona capturar y poner en la imagen y a quien no, por lo tanto, estamos ante una propuesta de arte que tiene el carácter de discriminar. Las implicaciones que tal acto tienen sobre el cómo las maquinas hoy están haciendo que nos preguntemos sobre asuntos de índole ético, estético, social, cultural, se ponen en esta obra en entredicho, puesto que se supone que es del humano establecer este tipo de relaciones y no que una maquina logre establecer esos puentes de discriminación tan aparentemente humanos.

Ahora bien ¿Cómo entender esto en términos estéticos? Si entendemos que las categorías estéticas son históricas, son abstracciones de lo real, esto en tanto reconocemos y logramos determinar unas focos fundamentales que permiten darle a determinadas manifestaciones artísticas una categoría de lo estético, así podemos entender que  la estética no sólo respecto a la teoría del arte, sino, sobre todo, al estudio de la percepción, logra que como espectadores seamos conscientes cada vez más de nuestra relación con el entorno, en este caso, sobre la llegada e inmersión de los nuevos avances tecnológicos que atañen a la sociedad.

Así, esto supone vincular unos intereses puramente estéticos y personales a la creación de una relación interactiva entre el usuario y la producción. A saber, arte interactivo, es un tipo de producción concebida específicamente para proporcionar el diálogo directo de la obra con el usuario. En este sentido, la obra se revela a partir de la actuación e intervención del espectador. El público debe operar en el contexto de la obra o producción que se transforma en un entorno experimentable física y emocionalmente  y, por tanto, es de un orden estético.

Las obras por mucho tiempo tuvieron al espectador como una figura pasiva, que si bien le daban sentido a la obra en tanto posibilidad de pensamiento, no se lograba una relación más allá de un acto de contemplación y reflexión, empero,  hoy podemos entender que la conformación de la realidad, entendida desde el punto de vista de la creación, se muestra entonces como un proceso y devenir estético.

Es fundamental en la constitución de este proceso estético, la importancia que actualmente suponen los medios tecnológicos y, por lo tanto, la aparición del media art ha supuesto un cambio de horizonte en lo que respecta a los formas de entender los procesos del arte, es decir que la tecnología ha aportado grandes cambios al arte.

Así pues, la obra del artista Jorge Ocampo (imagen 1) logra por su carácter de interactividad, proponerle al espectador nuevas formas de pensarse en relación al sistema, pues esta misma noción de espectador debe ser re-pensada, el carácter interactivo y la condición estética que esta obra supone, nos cuestiona en múltiples aspectos. El vernos insertos como parte de la obra, implica que nuestra concepción del arte genere nuevos pensamientos.

De esta manera, podemos evidenciar que se logra que los espectadores dialogan no sólo a través de la Interfaz, sino en la propia interfaz. Esto le supone al espectador una inserción en la obra, verse reflejado por  medio de una composición que está yuxtaponiendo los rostros de todos los espectadores -excepto de los que discrimina- y a su vez los vuelve parte activa de la obra. El sistema de Palimpsesto  hace al espectador parte inmersa, lo supone tanto fuera como dentro de la obra.

Aquí se pierde ese límite establecido entre espectador real y espectador virtual, pues en el preciso momento en que se entra en diálogo con el libro, este logra vincular al espectador como parte integrada de la obra, el espectador se virtualiza y existe ya tanto “real” como “virtualmente”.

Esta relación que logra entablar Jorge Ocampo entre obra y espectador, empieza ya a suponer un potencial estético y establece claros vínculos que trastocan tanto al espectador como a la obra misma, pues esta interactividad proporciona al espectador quizá sentirse atrapado por una interfaz que lo vincula con la obra, o bien, la extrañeza de no entender qué es y cómo pasa lo que pasa, empero, es esto precisamente lo que le da una categoría de estetización a una obra que busca disolver la distancia espectador-obra. Hay un desvanecimiento , una ruptura de esa demarcada separación que siempre le significó la obra al espectador.

Estas búsquedas de lo estético están implícitas en obras como la mencionada, logran fundamentalmente un cambio de enfoque en lo que respecta a la estética, donde la tecnología llega a mediar las reflexiones. Ya no se trata solamente de reflexionar sobre las imágenes del mundo, es decir, sobre la reproducción o representación de las visiones de mundo, sino que se trata de cuestionar el mundo mismo, la realidad construida a partir de nuestra observación y concepción de lo que vemos  y cómo lo vemos a través del uso de los medios tecnológicos y cómo nos permitimos acercarnos a estos procesos de una manera donde el vínculo o participación del espectador es de manera, bien sea activa o colaborativa, lo cual va a proporcionar nuevos saberes y relaciones con lo estéticos.

Referencias

Imagen tomada de: https://jorgeocampo.com.co/palimpsesto-i-2013-capitulo-3/

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