Esta propuesta evoca la idea de expansión del libro y sus fronteras;, busca sobrepasar sus límites de escritura y nos lleva a pensar en una serie de suspensiones que quedan por fuera de la escritura a través de las letras. Es decir, cuando el lápiz busca otros soportes, otros espacios, es porque no encuentra en el papel la manera de explicar lo que no se logra contener en las palabras. Simplemente son suspensiones de la imaginación, de la memoria, lo cual permite que cada espectador pueda hacer de su encuentro con esta propuesta una reflexión sobre lo que llamamos libro y lápiz, (ambos constituyen en sí mismos una carga convencional particular y su contenido: – las líneas).
Se propone realizar una lectura a partir de lo no presentado y en la expansión del contenido al espacio, la interfaz se transforma y establece diálogos con el afuera y a su vez propone una disrupción en el cuadrado (la interfaz) del libro.
Los símbolos juegan un papel fundamental en esta propuesta, ya que el carácter de la obra deja de lado los usos convencionales de los artefactos, para permitir, de esta manera, relacionar al espectador con un detrás de […] que emerge de la carga significativa que traen los objetos consigo. Esto quiere decir, que, si bien hay un libro, su significación emana a partir del vaciamiento, de la nada, y que el lápiz inscribe- –− genera un determinado símbolo, pero no se usa de manera convencional (escritura a través del lenguaje narrativo en términos de estructuras lingüísticas), sino más bien, en esa línea que cuestiona unos órdenes de continuidad y finalización convencional.
Propuesta realizada en colaboración con Mg. Juan Esteban Ocampo
Enero 2017