Máquinas de aprendizaje como valor estético

por: Juan Esteban Ocampo Rendón

Imagen 1: The Painting Fool.  Simon Colton 2009

Collage hecho por Painting Fools  a partir de las noticias procedentes de la guerra de Afganistán sacadas de periódicos y de historias de quienes participaron en ella.

Si nuestra comprensión del mundo nos acercara a una imagen de una envergadura tal (imagen 1) y solo tuviéramos de esta la comprensión elemental de su composición, es decir,  su forma y las implicaciones visuales por la manera en que está dispuesta ¿cuál sería el horizonte de reflexión por medio del cual el receptor espectador-estaría haciendo lectura de esta imagen? Se podría atender a esta composición como un elemento pictórico que está aparentemente mediado por una forma paisajista, y con lo que podríamos llamar, una especie de calidez en la composición  de los colores; en otras palabras, esta imagen, al no tener más que la información que se presenta a simple vista, va a determinar el carácter de la obra en lo que Robert Hans Jauss en su texto «La Estética de la Recepción» pondrá de relieve como “distancia estética”, en este caso, la distancia estética disminuye en la medida en que la obra se presenta simple y llana, como una composición pictórica en la cual su importancia parece radicar más en una simple apreciación de  carácter visual, en un horizonte cómodo que satisface por medio del entretenimiento, que no lleva al receptor a moverse y desubicarse, por lo tanto, la imagen está al condicionamiento vago de que lo presentado no va más allá de una virtud técnica, pues al receptor estar bajo esta lectura rápida y sin ubicar unos estamentos de contexto y  construcción de la obra, no tiene más oportunidad que hacer uso de su conocimiento a priori para  darle sentido a lo presentado.

 

En otras palabras, y atendiendo a  Jauss;  esta imagen al estar aparentemente vinculada a un horizonte de expectativas que no se mueve, que no le faculta el receptor una ruptura, y que por tanto solo sirve de entretenimiento, está alejada de una manifestación estética, puesto que, mientras más alejado esté el horizonte de expectativas, aumenta,  por lo tanto, su valor estético, pues este alejamiento supone un cambio de horizonte, impone una ruptura al receptor, es decir, que la recepción de la obra tiene más valor estético en tanto valor de innovación, en tanto fuerza de la novedad, pues logra descolocar y llevar al receptor a una pérdida del horizonte, esto es lo que dará su valor en tanto obra estética.

Ahora bien ¿en qué medida esta imagen sirve como pretexto para mostrar una distancia estética y, por lo tanto, un valor estético mayor sisí en apariencia es una imagen que no rompe el horizonte de expectativas? pPues bien, para contextualizar, Painting Fool es un software capaz de construir imágenes en relación con ciertos temas y condiciones que se le plantean, este precisa de instrucciones mínimas para poder operar, “crear” sus propios conceptos a través de búsquedas en iInternet usando blogs y noticias. Esta máquina es desarrollada bajo procedimientos de IA  −nteligencia artificial− asunto que no supone solo un avance a nivel técnico y científico, sino, antes bien, está en un proceso de innovación tal que está cuestionando y haciendo repensar las formas de crear en el arte. Painting Fool “es una máquina que genera arte”.

Tomar este último enunciado y ponerlo en reflexión, presupone un camino arduo, y en la actualidad de gran problemática;, no obstante, y queriendo ahondar un poco en ello más adelante, es pertinente todo este entramado para ponerlo a la luz de Jauss, instaurando aquí  la ruptura de horizonte que empieza a desplegarse de este tipo de manifestaciones “artísticas”. Preguntas tales como: si la máquina ha creado una obra ¿es esta obra atribuida a quien creóo la máquina o es de la máquina misma?, ¿se puede concebir como obra una imagen firmada por una máquina -−entendiendo las implicaciones que suponen la firma del autor en su obra-? Como estos se podrían generar muchos interrogantes, pero más allá, y suponiendo  como premisa la concepción de Jauss del alejamiento estético ¿podría esta obra, siendo una construcción de una máquina, tener un carácter estético?

Así pues, si entendemos al receptor como un espectador que logra por medio de sus conocimientos, tanto hermenéuticos , como de su entramado social y cultural darle a este tipo de obras un gran valor de innovación y a su vez un valor estético, es allí donde se evidencia más que cuando se logra una ruptura del horizonte y supone  novedad, se establecen unos criterios y unas reflexiones de carácter personal -−todo ello permeado por asuntos de prejuicios adquiridos bien sea social o culturalmente-− que van a permitir ver en ello lo que Jauss llama “el distanciamiento estético”, es decir, aumento del valor estético, pues independiente de si se le concedea o no a la máquina el apelativo de artista, estos procesos están evidenciando una novedad y, por lo tanto, se  está logrando romper todo el horizonte de creación establecido en las formas de cómo se ha creado arte, asunto que ya está en boga de los críticos de arte, quienes en su afán de no permitir un cambio de horizonte, son los perfectos detractores de estas formas particulares de crear, ya que para ellos, es netamente humana la creatividad, en este sentido, una máquina no podría ser creativa y mucho menos logrará hacer arte.

Es por esto, que el proceso de novedad aún no se acepta, pues tal ruptura tan fuerte descoloca las formas en que el humano siempre ha concebido los procesos de creación, ya que se supone que solo el humano es capaz de crear a partir de sus pasiones, es atributo humano convertir sus sentires en  manifestaciones artísticas, es decir, solo el humano logra exteriorizar sus sentimientos y convertirlos en arte. Pero es con esta y otras creaciones por medio de la IA se está dando un cambio de perspectiva y un distanciamiento del horizonte de expectativas y, por qué no decirlo, ha aumentado el valor estético.

Ahora bien, con respecto al horizonte de comprensión de la obra a través de la recepción, es necesario atender a todos los procesos propios que se vinculan a los intereses, experiencia, relaciones sociales, culturales y demás, que son importantes introducir como antesala de comprensión de estos procesos de una manera contextual, es decir, entender qué pasa hoy con los procesos de creación artística y cómo de una manera muy fuerte están siendo, bien que mal, de obligatoria lectura y comprensión, más allá de si se le acepta o no.

Estamos en una era informática en la cual el surgimiento de la inteligencia artificial está empezando a ser un asunto de gran importancia, tanto para los ingenieros como para la ciencia, logrando generar en estos  una preocupación por desarrollar sistemas de datos que sean capaces de imitar la inteligencia humana.

La tecnología digital y los desarrollos computacionales están transformando los procesos creativos. A través de los avances en la inteligencia artificial, dicho asunto logra generar una serie de preguntas importantes para lograr  vislumbrar es lo que hasta hoy se nos está presentando en términos artísticos, preguntas tales como ¿puede una máquina ser creativa?, ¿podríamos ver las computadoras como una entidad creativa en sí misma que le aporta conocimiento al medio artístico?, ¿puede una maáquina hacer arte?

Existe un subcampo de la inteligencia artificial que se llama “creatividad computacional” el cual es importante reflexionar desde la estética como un fenómeno que se incorpora lentamente en las prácticas artísticas. Este campo se plantea como la posibilidad de democratizar la creatividad humana con el apoyo de procesos computacionales.

La inteligencia artificial supone un reto técnico para la ciencia y la ingeniería computacional;, no obstante, esta ha logrado suscitar y generar otro tipo de reflexiones fuera de sus procesos técnicos, en las cuales la ética y la moral de las máquinas con inteligencia artificial se han puesto en entredicho; ya que, al lograr responder a ciertos criterios de mando, estas pueden tomar decisiones que afectarían significativamente la humanidad. Este asunto en particular, se ve sometido a múltiples reflexiones que tocan escenarios más amplios, abriendo todo un espectro de debates frente a su uso y relación. Es de considerar que la filosofía y las artes hacen parte de estas reflexiones y, por lo tanto, es necesario comenzar a indagar por los procesos de creación que dicha inteligencia puede llegar a realizar, lo cual se convierte en motivo de estudio estético.

Uno de los campos de la IA, es la “creatividad computacional”, la cual se enfoca en comprender cómo actúa la creatividad humana y cómo de la mano de su programador pueda establecer un acto de colaboración mutuo para realizar así una propuesta creativa desde lo sonoro, visual e interactivo. En los últimos años se viene avanzando en el valor cultural que se les da a los dispositivos y a los softwares que permiten la inteligencia artificial, y por lo tanto surge una necesidad de reflexión estética de cada uno de estos acontecimientos que pueden transformar, cuestionar, replantear, …, la obra de arte.

A todo esto, es importante señalar que dichos procesos de creación son de considerar de suma relevancia, pues la era tecnológica en la que estamos inmersos no es solo de querer estar  vinculados o no, de si es buena o no, es de entender que estamos en unos procesos de cambios muy significativos, en los cuales es de más valor sentarse y tratar de hacer unos aportes relevantes a través de los cuales se dé cuenta de que más allá de un auge tecnológico, se están empezando a suscitar unas problemáticas a nivel filosófico y la manera como estamos concibiendo el mundo. Es importante vincularnos y entender el contexto actual, entender “nuestro horizonte de vida” y así poder movernos en ese horizonte donde la novedad, el, las nuevas tecnologías,  sirven como plataforma para atender a la obra de arte no en medio de su facilidad en tanto no supone rupturas, (lo que la hace una obra para el deleite visual y el entretenimiento), sino, antes bien, entender que el arte se renueva, genera nuevas formas de ver el mundo, supone rupturas, cuestiona la manera como el arte es visto;, en últimas, podemos ver allí un valor estético más significativo que nos obliga a la reflexión y nos lleva por sendas que debemos recorrer de la mano de la sospecha.

Referencias

Imagen tomada de paintingfoolsoftware:

Sánchez Vásquez, A. (s.f.). Segunda conferencia. La Estética de la rRecepción. El cambio de paradigma (Robert Hans Jauss).  Recuperado  de: http://ru.ffyl.unam.mx/bitstream/handle/10391/1843/02_De_la%20Estetica_ASV_2007_2a_Conferencia_31_48.pdf?sequence=1&isAllowed=y